viernes, 16 de noviembre de 2007

El Te

El Te
Los chinos no podrían vivir sin el té. Ellos fueron sus descubridores y su consumo en China se remonta a tiempos inmemoriales. El viajero que llega a la hermosa isla de Taiwan puede tener la oportunidad de descubrir grupos de dos o tres ancianos sentados en un templo de alguna vieja calle. Es muy posible que se hayan reunido para pasar el rato alrededor de una sencilla y agradable tetera del tamaño de un puño más o menos, cada uno con su taza y disfrutando del té y de la conversación. Esta es una ceremonia tradicional china denominada "té de los ancianos (lao-jen-ch'a). Callejeando por la bulliciosa Taipei su olfato le puede conducir también a hasta una tienda del "arte del té", reconocible gracias al gran cartel con el carácter chino para "té" (ch'a) colocado en la puerta. Si le atrae la idea de probar el té, un experto en esta bebida le iniciará en los principios del "té kung fu", o ceremonia tradicional para prepararlo y beberlo.
El té constituye un elemento indispensable en la vida de todo chino. Según un proverbio chino, las necesidades básicas de la vida diaria son siete:leña, arroz, aceite, sal, salsa soja, vinagre y té. El consumo del té tiene un enorme arraigo entre la práctica totalidad de los chinos, y se remonta a más de mil años atrás. Durante el período central de la dinastía T'ang (618-907), un hombre llamado Lu Yu ingresó en un monasterio budista siendo aún muy joven, pero retornó a la vida secular cuando se hizo mayor. Más tarde, conquistó renombre por recopilar el reconocimiento y experiencia de sus antepasados y contemporáneos en el primer compendio del mundo sobre el té: el Clásico del té (Ch'a Ching). Esta obra contribuyó a la popularización de esta infusión en toda China, convirtiendo en ávidos bebedores de té desde emperadores y ministros hasta buhoneros y soldados. Incluso los países vecinos, como Japón, Corea y el sudeste asiático, acabaron por adoptar la costumbre de beber té.
A principios del siglo XVII, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales llevó el té por primera vez a Europa. A mediados de ese mismo siglo, el té de la tarde se había convertido en ritual obligatorio de la nobleza británica. Un detalle curioso es que las dos pronunciaciones más frecuentes de la palabra "té" en las lenguas que la adoptaron del chino - "cha" y "tee" - provienen de dialectos diferentes del chino. Las lenguas de aquellos países que en su día importaron hojas de té del norte de China, como Turquía, Rusia y Japón, adoptaron variedades del sonido "cha" como "chay", "chai" o "chya". Los países que se comunicaban con China a través de las vías marítimas meridionales, como España, Alemania e Inglaterra, adoptaron las formas "té", "Tee" y "tea" respectivamente, basadas en la pronunciación del sur de China.
El té se elabora a partir de las hojas más recientes y tiernas del árbol del té. Las múltiples variedades de té existentes son producto de los diferentes tratamientos a los que se someten las hojas. La parte decisiva del proceso es el tueste y fermentación. Mediante la fermentación, el primitivo color verde intenso de las hojas se transforma en marrón rojizo. a mayor tiempo de fermentación corresponde un tono más oscuro. Dependiendo de la intensidad del tueste y del grado de fermentación, el aroma puede ser malteado, afrutado o de flor.
El té sin fermentar se denomina " té verde". La infusión de hojas de té verdes es de un color entre verde jade y verde amarillento y su aroma es de verduras frescas. Podemos citar como ejemplo de este tipo de té "Pozo del dragón" (Lung-ching) y el "manantial del caracol verde" (Pi-lo-ch'un). Los chinos llaman al té que ha sufrido un proceso completo de fermentación "té rojo" (hung ch'a); en Occidente se le conoce como "té negro". El té elaborado a partir de hojas negras es de un color marrón rojizo y tiene un aroma semejante al de la malta. Un ejemplo de té fermentado parcialmente lo constituye la variedad Oolong o "Dragón negro" (Wu-lung). Este té es exclusivo de China, y Taiwan es una de sus principales zonas de producción. El té Oolong se presenta con tres grados distintos de fermentación: ligera, moderada y completa. Las características de un té Oolong fermentado ligeramente, como el Paochung, son aroma intenso y tonalidad dorada y clara. Las variedades con una fermentación moderada, como "Buda de hierro" (t'ie-kuan-yin), "Narciso" (Shui-hsien) y "Pico helado" (tung-ting), son de color marrón, tienen un aroma intenso, "maduro", más atractivo para el gusto que para el olfato, y dejan un cierto dulzor en la boca. Las infusiones de hojas fermentadas moderada o fuertemente, como la variedad "cabellos canos" de Oolong (Pai-hao Wu-lung) son de color anaranjado y tienen un aroma afrutado.
Para lograr un buen té, se debe prestar la máxima atención a la calidad del agua, la temperatura, la cantidad de hojas de té empleadas y la clase de tetera, para la correcta preparación del té se necesita agua blanda (con un bajo contenido de sales minerales), clara y fresca. Se debe huir del agua dura por todos lo medios. La temperatura adecuada del agua depende de la clase de té. Para la mayoría de los tipos con fermentación completa o moderada, se sitúa próxima al punto de ebullición (100°C o 212°F). Sin embargo para el té verde o de fermentación ligera, ésta ha de ser de 90°C (194°F) o inferior.
La proporción entre hojas y agua depende también de la clase de té empleada. Entre una y tres cuartas partes de la tetera se llenan de hojas de té, dependiendo sobretodo de lo enrolladas que estén como consecuencia del proceso de aplanado y tostado. A continuación, se termina de llenar la tetera con agua. El tiempo requerido para la infusión es de un minuto como mínimo, pero varía según los tipos. Si se vuelve a utilizar las mismas hojas, el tiempo se habrá de alargar proporcionalmente. las mejores teteras para la mayoría de las variedades de té fermentado son las de arcilla roja. Asimismo, el tamaño de la tetera tiene que guardar proporción con el de las tazas. En cuanto a estas últimas, es preferible que su parte inferior sea blanco para poder apreciar correctamente el color del té.
Los enamorados del té suelen valorar también la belleza de una tetera. Hoy día, en la mayoría de los hogares de la República de China se usan teteras de pequeño tamaño, de acuerdo con el método "kung fu". Este método concreto se ha transmitido ininterrumpidamente hasta nuestros días desde los tiempos del emperador Shen Tsung de la dinastía Ming, en la China del siglo XVI. Es decir, se trata de una tradición con más de cuatro siglos de antigüedad. Usando una tetera pequeña se obtiene el máximo de aroma y dulzor. Durante las dinastías Ming (1368-1644) y Ch'ing (1644-1911), las teteras de barro rojo de Yihsing, Kiangsu, fueron las más famosas. Todas las piezas elaboradas por maestros alfareros son muy codiciadas y valen su peso en oro. Si bien los alfareros de la República de China siguen fabricando las tradicionales teteras de arcilla roja, han desarrollado también nuevos y originales modelos que han sido acogidos con entusiasmo por el público. Coleccionar teteras se ha convertido en uno de los pasatiempos de moda.
El té es la bebida nacional china. Contiene vitaminas, derivados del Té, aceites esenciales y fluoruro. Tiene propiedades diuréticas y se le atribuye la capacidad de mejorar la visión y la atención, por lo que los chinos creen que quienes lo consumen habitualmente gozan de una vida más larga. De hecho se ha comprobado científicamente sus propiedades medicinales y sus efectos beneficiosos sobre el cuerpo humano. El té disfruta, por tanto, de un conocimiento generalizado como alimento natural y saludable.
El té es una importante fuente de divisas para Taiwan. En la isla existe una multitud de tiendas especializadas que prosiguen su labor de promoción del arte de beber té. las "casas del arte del té", con su nuevo estilo y sus interiores elegantes y clásicos, se han convertido rápidamente en algo habitual en todo Taiwan. En cada localidad, además, se celebran competiciones de degustación de té que atraen a un gran número de productores, comerciantes y amantes de esta planta. Cuando un té obtiene la calificación superior en uno de estos concursos, su precio inmediatamente se pone por las nubes. Esto da mayor atractivo y vitalidad a este tipo de competiciones. la costumbre de consumir té se ha convertido en parte de una sofisticada vida espiritual. el espíritu del "arte del té", que bebe en la naturaleza misma y no entiende de limitaciones, es semejante a las relaciones personales de los chinos, cálidas y tranquilas.

Fuente: redmarcial.com.ar

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